Hablar con los hijos sobre el racismo puede ser difícil. A algunos padres les preocupa exponer a sus hijos a temas como el racismo y la discriminación a temprana edad. Otros evitan hablar sobre cuestiones que ellos mismos no entienden plenamente o con las que se sienten incómodos.
Las familias abordan de distintas maneras las conversaciones sobre el racismo y la discriminación. Aunque no existe un enfoque único para hacerlo, las investigaciones indican, sin lugar a duda, que lo mejor es empezar a conversar con los hijos sobre estos temas cuando todavía son pequeños.
Los bebés notan las diferencias físicas, como por ejemplo el color de la piel, desde que tienen seis meses de edad. Diversos estudios han revelado que, hacia los 5 años, los niños pueden dar señales de prejuicio racial, como tratar a las personas de un grupo racial más favorablemente que a las de otros grupos. Ignorar o evitar este tema no contribuye a proteger a los niños; por el contrario, es dejarlos expuestos a los prejuicios que existen dondequiera que vivamos.
Guardar silencio no es una opción.
La manera en que los niños entienden el mundo evoluciona a medida que crecen; sin embargo, nunca es demasiado tarde para hablarles sobre la igualdad y el racismo. A continuación te ofrecemos algunas sugerencias para que inicies estas conversaciones de acuerdo con la edad de tu hijo(a).
Niños menores de 5 años. A esta edad, los niños empiezan a notar y a señalar las diferencias en las personas que los rodean. Como padre o madre, tú tienes la oportunidad de establecer con delicadeza las bases de su visión del mundo. Utiliza un lenguaje que tu hijo(a) pueda entender fácilmente y que sea apropiado para su edad.
Está bien no conocer todas las respuestas.
Niños de 6 a 11 años. A esta edad, los niños hablan sin dificultad sobre sus sentimientos y están ávidos de respuestas. También están más expuestos a una información que les resulta difícil de procesar. Comienza por tratar de captar qué sabe tu hijo(a).
A partir de los 12 años. Los adolescentes entienden los conceptos abstractos con más claridad y pueden expresar sus opiniones. Es posible que tu hijo(a) sepa más de lo que tú crees que sabe y que este tema le suscite emociones fuertes. Procura comprender cómo se siente y qué sabe, y no pongas fin a la conversación.
Procura que tu hijo empiece a conocer diversas culturas y preséntale personas de otras razas y orígenes étnicos. Ya sean amigos, escuelas o grupos sociales, las interacciones positivas desde temprana edad con personas de otros grupos raciales o sociales contribuyen a reducir los prejuicios y fomentan las amistades entre los miembros de distintos grupos.
También puedes dar a conocer a tu hijo(a) aspectos de otras partes del mundo sin salir de tu hogar. Exploren la comida de otras culturas, lean sobre su historia y vean películas que ilustren cómo se vive en ellas.
Examina con tu hijo(a) el pasado para comprender mejor el presente. Acontecimientos históricos como el fin del apartheid en Sudáfrica y el movimiento por los derechos civiles en los Estados Unidos muestran que es posible lograr la igualdad y la justicia cuando las personas se unen por una causa. Compartir estas experiencias refuerza la apertura de tu hijo(a) a nuevas perspectivas.
Hay que evitar el concepto de “los otros”.
Tú eres el ejemplo que sigue tu hijo(a)
Los hijos conocen el mundo a través de sus padres. Lo que tu hijo(a) te ve hacer es tan importante como lo que te oye decir.
Al igual que el lenguaje, los prejuicios se aprenden con el tiempo. Para que puedas ayudar a tu hijo(a) a reconocer y hacer frente a los prejuicios raciales, primero debes reflexionar sobre los tuyos.
Aprovecha todas las oportunidades que se presenten para oponerte al racismo, demostrar tu sentido de la bondad y defender el derecho de todas las personas a ser tratadas con dignidad y respeto.