La epidemia que puede cambiar unas elecciones
“No tengan miedo de la covid”, dijo Donald Trump al abandonar el hospital militar que le acogió durante su enfermedad. Pero la gente en EE UU sí tiene miedo. Dos tercios de la población está muy o algo preocupada por el virus, y un 85% lo está por la economía: antes de la pandemia, apenas la mitad declaraba alguna duda sobre lo que Trump veía como su mayor activo de cara a una reelección que nunca fue sencilla. El PIB crecía, el empleo se creaba, y el presidente, de natural optimista sobre sus propias posibilidades, pensaba que podía alinear los que la ciencia política ha identificado siempre como los dos grandes factores que deciden el voto sobre un presidente que busca renovar su mandato: la valoración de su gestión contra la cercanía ideológica a sus posiciones.
Pero la pandemia y su crisis asociada han convertido las elecciones en una versión extrema de este entre partidismo y evaluación pragmática: ¿qué hará un votante de Trump en 2016, uno que ha estado de acuerdo con sus palabras y sus decisiones, a la luz de su manejo de la situación actual? Cabe pensar que le restará más de un apoyo, aunque es muy posible que la mezcla de polarización con miedo compense las pérdidas que sufra el candidato republicano entre dubitativos y críticos.