Y si gana Porfirio Muñoz Ledo... todos pierden en Puebla
Para la mayoría de los líderes, gobernantes y legisladores de Morena en Puebla el peor escenario que puede ocurrir en la elección nacional de dirigentes de Morena es que gane Porfirio Muñoz Ledo, pues todos apostaron por Mario Delgado o Yeidckol Polevnsky, y en menor medida por Gibrán Ramírez Reyes. Pocos, o casi nadie, se sumaron al legislador que tiene en vilo al partido por su posición autoritaria de que no va a esperar a la tercera encuesta del INE para tomar el control de esta fuerza política.
El problema de fondo no es que los políticos que son cabeza de grupo en Puebla tengan que tratar con un presidente de partido que sea de otra expresión, sino el conflicto radicaría en el comportamiento autoritario, radical y sectario en que ha caído Porfirio Muñoz Ledo, que considera enemigos y traidores a todos los que no lo apoyaron en el proceso interno morenista.
Muñoz Ledo a tildado a sus rivales, a los directivos de Morena, a las autoridades electorales y hasta medios de comunicación de ser parte de una conspiración del narcotráfico y de golpistas. Y para ello, los califica de “corruptos”, “mentirosos”, “falaces”, “zoquetes”, “moluscos”, “cara de Mussolini”, “bandidos”, “ancianos prematuros”, “mentes pérdidas” y estar en una “cerdería”.
Una actitud así es echarle un galón de gasolina a Morena que ya está en llamas desde la caída de Yeidckol Polevnsky como dirigente nacional y está urgido de tener un líder que le de cohesión, unidad, estabilidad, trabajo político y sobre todo institucionalidad.
A muchos sorprende esa actitud de Muñoz Ledo, un político que siempre brilló por su inteligencia, su audacia y ser un hombre de ideas. Es sin duda alguna, un personaje fundamental de la transición democrática de este país. Sin sus luchas y su trayectoria, no se puede entender el proceso que acabó con la hegemonía del PRI y dio paso al surgimiento de los partidos de izquierda más importantes de las últimas tres décadas.
Aunque Muñoz Ledo es apoyado por el sector de políticos con más identidad ideológica en Morena, al final se ha quedado solo. Pocas figuras morenistas se sumaron a él.
En Puebla, el único que abiertamente lo apoyó fue el diputado local José Juan Espinosa Torres, pese a que es un legislador que oficialmente no es de Morena sino del Partido del Trabajo, y que luego de ejercer un fuerte liderazgo en la última década, se ha quedado solo.
El gobernador del estado, Luis Miguel Barbosa Huerta, brindó su apoyo a Mario Delgado, de manera discrecional, y al mismo tiempo refrendó su pertenencia a la facción de Yeidckol Polevnsky.
Algo similar pasó con la mayoría de los legisladores locales y federales de Morena. Lo mismo coquetearon con Delgado y con Polevnsky, quien tiene en Puebla uno de sus bastiones. Unos pocos se sumaron con Gibrán Ramírez, aunque cuando fue descalificado en la primera encuesta del INE, se acabaron integrando a los grupos de alguno de los dos morenistas citados en un principio.
El senador Alejandro Armenta Mier el año pasado era un ferviente promotor de Alejandro Rojas Díaz Durán, cuya candidatura en esta ocasión pasó sin pena ni gloria. Ahora en esta ocasión, se volvió un promotor de Mario Delgado en varios estados del país.
La edil de Puebla, Claudia Rivera Vivanco, aunque es afín a Berta Lujan, la presidente del Consejo Nacional de Morena y a su vez es parte del grupo político de Muñoz Ledo, también buscó estar cerca de las aspiraciones de Mario Delgado.
Por eso la mayoría de los líderes morenistas tienen prendida sus veladoras para que haya una tercera encuesta del INE y el ganador no sea, por enésima vez, Porfirio Muñoz Ledo.